Respecto a la primera pregunta podríamos afirmar que la dislexia es un trastorno permanente, es decir, no desaparece, pero sí puede llegar a paliarse y compensarse de tal manera que en la edad adulta no llegue a suponer ningún hándicap para la persona, en ninguna faceta de su vida.
De todos modos, lo normal es que siempre quede alguna dificultad relacionada con el ámbito lectoescritor, aunque esto dependerá principalmente del momento en el que se inició la intervención, del tipo de ayudas recibidas, de otras características cognitivas y personales y de las peculiaridades de cada caso (en algunos casos la dislexia se acompaña de otros problemas: dificultades de atención, limitación de memoria operativa, retraso a nivel de lenguaje oral, escasez de vocabulario…).
Mientras más pura sea la dislexia (relacionada específica y exclusivamente con la capacidad para leer y/o escribir) más fácil será compensar las dificultades que genera.
Por otro lado, ante la dislexia fonológica el aprender a leer y escribir en varios idiomas complica aún más esta tarea pues existe una dificultad para discriminar, categorizar, manipular y asociar los sonidos a símbolos gráficos como son las letras, por tanto, al enfrentarse a un abanico más amplio de sonidos cuyas grafías no se corresponden de igual modo, esto puede llevar a una mayor confusión.
Aunque esto es una opinión personal, considero que hay que facilitar las cosas a los niños y niñas disléxicos, pues el enorme esfuerzo que realizan para sacar los diferentes cursos escolares llega a agotarles, lo que puede impedir que lleven una vida adecuada para su edad, en la que exista el momento de juego y descanso.
Con el tiempo este agotamiento se hace más visible porque las exigencias educativas son mayores y en algunos casos se genera rechazo hacia el estudio.
Sois vosotros quienes debéis valorar dónde está el límite, hasta qué punto se le puede exigir esfuerzo sin agobiarla excesivamente y sin que la parte emocional se vea afectada. Para determinar este punto tened en cuenta las calificaciones, si un exceso de exigencias hace que las notas bajen ella no se verá compensada, por lo que será más conveniente reducir la carga de trabajo y permitirle que obtenga buenas calificaciones.
Debemos motivar y exigir cierto esfuerzo pero no sobrecargar en exceso a los niños porque es preferible que aprendan con una buena base y disfruten aprendiendo a que engullan y lleven muchas cosas adelante sin afianzar tales aprendizajes y terminen hastiados y desbordados.
Espero que esta opinión os sea de utilidad y sobre todo que encontréis la mejor solución para que tu niña siga siendo igual de maravillosa y, sobre todo, para que disfrute de una infancia feliz.
Saludos.